desnudas en la playa las sirenas,
cogeos de la mano y caminad
procurando que el viento no despierte,
elegid una roca que tenga en su memoria algún naufragio
o una duna que lleve todavía en su seno el calor de unos amantes,
sentaos allí mismo, y con un dedo
dibujad una flauta de sal pero dulce y profunda.
Soplad en ella como si las olas rompiesen en la noche,
y todo callará mientras se elevan
las notas de un amor tan triste y tan intenso.
Entonces las sirenas se alzarán perezosas
y bailarán -dejando un rastro de silencio en vuestra piel-
hasta que llegue el alba.
Con las primeras luces, borrad la flauta con un beso
y devolved su propio sonido al mar que crece.
Poema para tocar la flauta a la orilla del mar
Jesús Aguado
Jean Baptiste Camille Corot