¿Si no fuera por la rosa
frágil, de espuma, blanquísima,
que él, a lo lejos, se inventa,
quién me iba a decir a mí
que se le movía el pecho
de respirar, que está vivo,
que tiene un ímpetu dentro,
que quiere la tierra entera,
azul, quieto, mar de julio?
Orilla
Pedro Salinas
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